No solo las áreas deportivas de un gimnasio sirven para atraer clientes y retenerlos. Sin duda alguna los vestuarios de los gimnasios pueden asimismo utilizarse como un argumento de venta y de fidelización.
A la hora de instalarlos es fundamental tomar en consideración la comodidad y privacidad del socio, a quien hay que brindarle un espacio amplio y de temperatura agradable donde pueda tener a mano los productos precisos para su higiene personal.
Para diseñarlos hay que tratar con un profesional el lay-out (diseño) y algunas peculiaridades que no se pueden pasar por alto, como por ejemplo los grados de inclinación del suelo a fin de que el agua deslice fácilmente hacia el sumidero.
Sin duda, la funcionalidad es muy importante. Y es sumamente importante emplear materiales de calidad y una alta duración, ya que lo más costoso es un cartel que diga “Fuera de Servicio”, que pueda hacernos perder a más de un socio.
En lo que se refiere a la estética, es subjetiva. Afortunadamente el minimalismo es económico y de buen gusto, admitido hoy como algo valioso por los clientes del gimnasio. Los colores sugeridos son los pasteles, tiza, grises, en cerámicas 20×20 o si se puede venecitas, que quedan muy bien.
La diferencia entre los vestuarios de hombres y mujeres pasa primordialmente por la zona de lavabos. En lo que se refiere a los baños, estos han de estar integrados a los vestuarios, cuidando aspectos tales como la privacidad de los clientes y la renovación continua de aire.
En un gimnasio de barrio, que tenga hasta 800 socios, la cantidad básica de sanitarios debería ser de 3 duchas, 3 inodoros y 3 baños para cada sexo. Si este gimnasio está en un área comercial, financiera o estudiantil, la cantidad hay que duplicarla.
Precisamente lo mismo sucede con los lockers (armarios con llave).
Una vez construidos los vestuarios, el aspecto más esencial a cuidar es la limpieza de los mismos, es decir, que se vean impecables.
En este sentido, un test muy válido es preguntarle al personal si se ducha en el gimnasio. La limpieza es algo que no se negocia: un vestuario sucio y/o desordenado espantará seguramente a potenciales y actuales clientes.
Finalmente hay que remarcar que si el gimnasio está ya en funcionamiento, claramente no es recomendable incluir los vestuarios en el tour de ventas, pues esto puede molestar a los socios con los que ya se cuenta.
Por el contrario, no existe tal inconveniente tratándose de un gimnasio nuevo.