¿Sólo te reúnes con tu equipo para darle órdenes?
¿A ciertos colaboradores no los ves más que el día del pago?
Inmersos en el fragor cotidiano, en ocasiones nos olvidamos de mirar dentro, a nuestros chicos, y darles el liderazgo que precisan para sentirse apoyados y dirigidos hacia la consecución de objetivos.
Entre números, tablas de Excel y estrategias de marketing, muchos gerentes nos perdemos en la oficina, en reuniones y en llamadas telefónicas. Nos ha pasado a todos y más aún de un tiempo a esta parte, que día tras día es una pelea continua por alcanzar los objetivos.
Es normal, pero no podemos perdernos en esa barahúnda y olvidarnos de motivar a nuestro equipo.
Y no, la reunión semanal o bien mensual que tienes con el equipo no es suficiente. Tu gimnasio es tu personal.
Si tu gimnasio es la cara, ellos son el alma: son los que convierten tu gimnasio en mucho más que cuatro máquinas y unos vestuarios.
No puedes olvidarte jamás de eso.
Eres el líder de un equipo que debe batallar unido a tu lado, no puedes desaparecer.
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El fitness es un sector con trabajadores jóvenes, entusiastas, vibrantes, con espíritu de artista, etcétera. Es emocionante trabajar con personas así, te llenan de energía a diario, si bien asimismo haya veces que debas contar hasta 20…
Pero tanta energía, si no está canalizada, es altamente peligrosa. Como decía aquel anuncio: la potencia sin control no sirve de nada.
Nosotros, los gerentes, los directores, los jefes de área, etcétera, somos el control, somos el timón que convierte a unos jóvenes apasionados en un equipo profesional que persigue un fin empresarial. Y para ello, debemos dedicarle tiempo a nuestra gente, no hay otra forma.
El salario emocional
Debe ver con la calidad de vida en el trabajo, con el trato humano, con producir bienestar y confianza en tus empleados. No sólo es una forma mucho mejor de trabajar para todos, incluido , sino que además de esto conduce a una mejora de la productividad.
La autonomía, el reconocimiento, la formación, los vínculos emocionales son considerablemente más poderosos que el dinero para captar y retener el talento.
Todos precisamos sentirnos valorados en nuestro trabajo, saber que no pasamos desapercibidos, y que la empresa a través del jefe se da cuenta del esfuerzo que hacemos. Da paseos por el gimnasio y míralos trabajar. Quédate unos minutos a ver de qué manera uno da una clase, de qué forma otro atiende a los socios, de qué forma los de limpieza se estiran hasta el rincón.
Y felicítalos, déjales saber que lo que están haciendo tiene mucho valor para nosotros y que estamos orgullosos de sus resultados.
Ayúdalos a sentirse motivados.
Pero no es solo reconocimiento. Debes conocerlos, interesarte por sus vidas y preocuparte por ellas. Debes saber cuando alguien tiene a un familiar próximo enfermo, cuando alguien pasa por dificultades económicas, cuando está feliz porque ha comprado su casa… porque ellos te lo cuenten.
Párate a dialogar con tu gente. A todos nos gusta que se preocupen por nosotros, no tengas reparos en preguntarles como están, si precisan algo. Eso asimismo es sueldo emocional.
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En definitiva, se trata de convertir el espacio de trabajo en un sitio caluroso y humano; los trabajadores, en un equipo; el jefe, en un líder. Toma las riendas de tu equipo y haz que te aprecien y que sientan orgullo de pertenecer a la compañía. Si te preocupas por ellos, ellos se preocuparán por ti.
En instantes como el presente, en el que necesitamos a todo el mundo remando en una dirección, encontrarás esta fuerza en un equipo vinculado con la compañía, a la que le van a devolver todo el aprecio que ésta les ha aportado.